lunes, 26 de octubre de 2009

Audiogalaxy y las anteojeras del burro

A resultas de la situación actual con el cine e internet, no puedo evitar recordar la situación que se produjo con Audiogalaxy allá por el comienzo del presente siglo. Cuando se produjo el cierre de Napster, muchos usuarios acudieron al servicio de Audiogalaxy, un sistema de intercambio de archivos. Yo llevaba usando Internet desde hacía varios años, pero por aquella época no escuchaba mucha música (ya iba siendo un puretilla y tenía mucho trabajo). La primera vez que me conecté y empecé a usar aquel servicio que quedé maravillado, encontraba canciones que hacía años que no escuchaba, prácticamente todo lo que conocía lo tenía allí, al alcance de la mano. Joder pensé (con perdón), esto va a ser la bomba, si las casas comerciales empiezan a vender aquí su música, todo su catálogo, van a sacar dinero de cosas totalmente descatalogadas para las que hay un mercado (yo y otros muchos como yo, dispuestos a pagar por ello), y además podrán poner sus nuevos discos en el mercado casi sin costes de distribución.
Es evidente que yo no era economista ni vidente. La RIAA con sus grande visionarios lo que decidió fue perseguir a sus propios clientes, y promover leyes que nos recortasen nuestros derechos (al secreto de nuestras comunicaciones) para mantener su modelo de negocio (la venta de carros de madera). El resto ya es historia como suelen decir.

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