martes, 25 de enero de 2011

Cuando el sabio señala la luna, el necio mira el dedo (o los nuevos modelos de negocio)


Cuando tocaba perseguir a los manteros, ya nadie compraba CDs, en el momento que se criminalizaba la bajada y acopio de películas, todo el mundo las veía en streaming. Es que vamos un poco retrasados. En este momento en que nuestros políticos dilapidan el tiempo (y nuestro dinero) hablando de cómo cerrar las webs de descarga, en otras partes del mundo se dedican a hacer negocios CON internet. Vamos con los clásicos:
  • Amazon: fundada por Jeff Bezos, un ingeniero informático (fíjense, no es un antiguo editor). Hoy es el punto de referencia para la compra de libros. ¿Hay algo similar en español?, dado que se supone que se conoce el mercado propio y el latinoamericano ya  debería estar funcionando. 
  • iTunes: todos lo conocemos. La música. A mi particularmente me toca las narices por las restricciones que pone a la hora de oír la música donde uno desee. Pero adelante, intente descargar el último CD de Rosana en otro sitio. Yo lo quise hacer y acabé comprándolo donde Apple. ¿Cómo se quejan de que no se compra música si no la ofrecen?. Nos dicen que primero hay que acabar con la piratería. Dejen de mirar al dedo como necios y miren la luna. A ver si Bezos o Jobs estuvieron pendientes de que se acabase con la piratería para comenzar sus negocios.
Otro más reciente es
  • Netflix; alquiler online de series y películas por 7,99$ al mes, no no está usted mal de la vista, 7,99$. Dado el coste casi nulo de la distribución, prefieren tener miles de clientes y no unos pocos que paguen 24€ por un DVD. Y por lo que dicen, dentro de poco vendrá a España. Mientras tanto, nuestra ministra se preocupa de cerrar páginas de descargas. No se preocupa de promover las condiciones para que al menos las series de producción española (y latinoamericanas), estén disponibles para los usuarios (pagando claro, hay mucha gente dispuesta a pagar por esto un precio lógico como el citado).
Mirando el curriculum de los creadores de estos y otros negocios similares vemos que son en general  ingenieros, estudiantes de carreras técnicas, y personas relacionadas a fondo con la tecnología.  Licenciados en filología clásica (como la Sra. Sinde) hay pocos, y seguro que ninguno hubiese dicho la frase: Seamos todos sinceros, ¿para qué necesitamos todos una línea de ADSL de no sé cuanto gigas? ¿Para mandar e-mails?”. Decir esto una ministra de cultura, que debe implicarse a fondo con el desarrollo y promoción de unos elementos cuya principal vía de distribución es Internet, prácticamente la inhabilitan para su cargo. Seguiremos con leyes Sinde, esperando que alguno de estos personajes que nos gobiernas dejen de mirar el dedo.

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